jueves, 16 de abril de 2015

Patrón trabajo como medio para abolir el trabajo asalariado

"Trabajo asalariado" es un término acuñado por Karl Marx y Friedrich Engels según el cual, el obrero, para poder subsistir, vende su fuerza de trabajo al capitalista a cambio de un salario, que es, a su vez, un pago realizado mediante la riqueza acumulada, creada por el mismo trabajo efectuado por el obrero anteriormente. La plusvalía (riqueza resultante del trabajo) generada por el obrero acaba en manos del capitalista, quedando privado de la riqueza producida por él mismo.
Se produce así la explotación del hombre al convertirse de tal forma en una herramienta más en manos del capitalista.


"El salario no es la parte del obrero en la mercancía por él producida. El salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva. La fuerza de trabajo es, pues, una mercancía que su propietario, el obrero asalariado, vende al capital. ¿Para qué la vende? Para vivir."





Marx propuso como resorte para acabar con el trabajo asalariado la estatalización de los medios de producción. ¿Qué ocurre con ésto? De está forma queda suprimida la iniciativa privada. Al quedar la iniciativa en manos del Estado y los medios de producción a su disposición, suele ocurrir y de hecho ocurrió allí donde se aplicó el socialismo, que escaseaban bienes básicos para cubrir las necesidades del pueblo, pues la producción se centraba en abastecer el desarrollo del Estado. De ahí que mientras la URSS conquistaba el espacio, los ciudadanos soviéticos hiciesen colas kilométricas para conseguir una barra de pan, y no más, pues había que racionarlas. Y es que hay que recordar aquello que decía Adam Smith de que no es por la benevolencia del carnicero por la que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés.
Racionamiento de bienes básicos en la URSS.
Otro problema que surge a raíz de la proposición de Marx, es el subsecuente odio hacia el empresario. ¡Como si el dueño de una pequeña empresa familiar pudiese provocar dicha explotación! Lejos de que el pueblo salga beneficiado, al destruir su negocio, se destruyen los puestos de trabajo que generaba. El gran error del marxismo es que no diferencia entre el gran capital prestamista, ese que sustrae la riqueza producida por el obrero y la deja depositada a interés, haciendo  aumentar su patrimonio si un respaldo físico real; con el capital industrial, creador de trabajo y riqueza.
Podría decirse que la solución dada por Marx y Engels acaba con el trabajo asalariado, pero, ¿a qué precio? Ahora el trabajador no se ve obligado a vender su trabajo para subsistir, porque directamente no tiene trabajo y si lo tiene no encuentra bienes básicos con los que cubrir sus necesidades.

Lo que no podemos negar de su postulado es que el trabajo asalariado supone un gran problema para el trabajador, no sólo porque de este deriva su conversión en un instrumento más en manos del capitalista (alienación en términos marxistas), sino que también es un atentado contra la meritocracia y una injusticia pues el obrero queda privado de la riqueza por él producida. Pero maticemos esta parte: un trabajador que produce con su trabajo cinco cucharas, realmente no quiere participar en la riqueza por él producida quedándose con todas ellas, pues son más de las que necesita, y no puede vivir exclusivamente de cucharas. Es aquí donde entra en juego el patrón trabajo. En este sistema, al ser el dinero un bono emitido por el Estado para recompensar el trabajo efectuado, el obrero está participando en la riqueza por él creada de tal forma que pueda intercambiarla fácilmente por los demás bienes que necesite. 

¿Es que vosotros no trabajáis
también? ¿Es que vosotros no
sois empresarios?
JAPdR
Conferencia pronunciada en el
círculo mercantil de Madrid.
 9 de Abril 1935

¡Pero el trabajador seguiría vendiendo su fuerza de trabajo al capitalista!
No, en todo la estaría vendiendo al Estado que es quien emite el pago, y ésto sólo es una forma errónea de describirlo, pues realmente, él primero trabaja y en función a lo que trabaja recibe su salario, nos encontramos así con que su fuerza de trabajo no ha sido comprada previamente con la riqueza acumulada por el capitalista, sino que ha sido remunerada tras haber sido realizada.
El capitalista ya no es tal (en términos marxistas), simplemente el gestor y dueño (aunque esta segunda condición no es estrictamente necesaria) de los medios de producción y un generador de empleo del que puede beneficiarse el obrero.

¡Entonces el empresario seguiría lucrándose del trabajo de sus empleados sin ser él productor de riqueza!
El empresario es el productor de trabajo. Su trabajo consiste en la gestión de los medios de producción. En palabras de José Antonio Primo de Rivera ¿O a caso no es el patrono quién corre los riesgos? 
A parte, el empresario no estaría exento del patrón trabajo, sería también el Estado el que emitiría un bono equivalente a la riqueza por él producida en forma de dinero. No podría quedarse con la riqueza producida por el obrero y utilizarla de nuevo para comprar su trabajo, pues dicha riqueza le pertenecería al Estado, y es con la que paga el trabajo realizado.
Tampoco podría depositarla a interés, haciendo crecer su fortuna por encima de la riqueza real por él producida en detrimento de la de sus empleados. Precisamente, otro de los problemas denunciados por Marx y Engles derivado del trabajo asalariado: la pérdida de poder adquisitivo del obrero frente al capitalista producida por la especulación, quedaría solucionado de llevarse a la práctica.

¡Pero los medios de producción deben ser de bien común!
En eso te doy la razón, pero la autogestión no es incompatible con este sistema económico.

Si bien el patrón trabajo sólo ha llegado a ponerse en práctica parcialmente unos pocos años en Alemania, durante el periodo NacionalSocialista, debemos reconocer que la economía Nacionalsocialista tuvo algunos fallos, (aunque nada tuvieron que ver con la aplicación del patrón trabajo sino más bien con que no se llevara a la práctica con todas sus consecuencias). El fallo interno fue que no se eliminaron del todo las relaciones de producción capitalistas y el fallo externo fue la presión del capitalismo financiero internacional que impidió la aplicación del patrón trabajo correctamente. 
Algunos sugieren un sindicalismo vertical donde los medios de producción sean propiedad de la empresa y la gestión de los mismos sea responsabilidad de todos los trabajadores. En mi opinión la gestión colectiva de los medios puede resultar contraproducente y de hecho fue otro de los fallos de los comunismos. Pero de ésto que proponen una cosa es cierta, y es que la propiedad de los medios no debe ser de aquel que los proporcione primeramente, éstos deben pasar a ser propiedad de la empresa para que de ellos puedan beneficiarse todos los trabajadores. No obstante si creo que en un principio la gestión de éstos debe ser tarea de el que los facilitó a la empresa, por lo menos hasta que otro trabajador de ésta demuestre ser apto para gestionarlos de una manera más eficiente y pueda promocionar hasta el nivel de empresario. Ésto aseguraría la meritocracia dentro de la empresa, pero podría poner en peligro la iniciativa privada, por lo que sería conveniente resarcir económicamente al propietario de los medios, que dicho sea de paso, lo más seguro es que los haya conseguido honradamente mediante su trabajo. 

En cualquier caso, el patrón trabajo no puede interferir en la consecución de esta meta, si acaso facilitará su alcance, y por otro lado, resulta difícil imaginar que el capitalismo financiero pueda ser destruido si no es derribando este gran cimiento sobre el que se sostiene.

No es el capital en sí lo que produce la explotación del obrero, sino la conversión de su propia fuerza de trabajo en capital, a su vez comprada con los intereses sacados por el capitalista financiero a través de la riqueza producida por sus obreros. Este proceso reduce a los trabajadores a poco más que ganado.

Termino citando una frase de Gottfried Feder:
 "El capital prestamista, devorador de intereses, es el flagelo de la humanidad; el crecimiento eterno, sin esfuerzo y sin fin, del gran capital prestamista, conduce a la explotación de los pueblos, no al capital empresario industrial productor, creador de bienes."